La transformación del concepto “El laboratorio es nuestro mundo” por “El mundo es nuestro laboratorio” ha supuesto la apertura de las fronteras de las corporaciones al talento externo, como apoyo de gran potencia a la agenda innovadora de las compañías.
Sin embargo, los retos en todos los sectores son cada vez más complejos, por lo que cada vez es más necesario desarrollar proyectos de innovación abierta colaborativa, tanto por el lado de los desarrolladores, como de las corporaciones. Este tipo de innovación supone aunar esfuerzos y capacidades complementarias, potenciando el co-desarrollo, al tiempo que se comparten riegos en camino hacía las mejores soluciones a los retos sectoriales y/o de la sociedad.
La experiencia está demostrando que las iniciativas de innovación abierta colaborativa están ganando terreno, y cada vez es más fácil encontrar ejemplos en diferentes sectores que manifiestan intereses comunes en los objetivos perseguidos.
Ya hay ejemplos pioneros en el sector de la energía, donde compañías globales energéticas han unido esfuerzos con otras compañías globales de agua, retail, banca, IT y fabricación. En lugar de encontrar trabas en la posible competencia de empresas del mismo sector, se han identificado muchas ventajas al trabajar de forma colaborativa, ya que además de diluir el riesgo en proyectos complejos, se aportan capacidades complementarias y enfoques diferentes a la resolución del mismo problema, lo que potencia el efecto red y propicia un claro aumento de la probabilidad de éxito.
Otro claro ejemplo se puede encontrar en el sector de los pagos con dispositivos móviles, colaborando compañías de medios de pago, bancos, fabricantes de teléfonos y desarrolladores de aplicaciones para móvil.
En nuestra opinión el futuro de la innovación abierta pasa por este tipo de iniciativas colaborativas.
Más información en la sección /transicion-energetica/
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