El gigante Petrobras cambia sus reglas de contratación

¿Cómo elegir al contratista? Esta es la pregunta que ha hecho correr ríos de tinta y reuniones sin fin en muchas empresas.

En un extremo del arco estará la búsqueda de eficiencia, flexibilidad y rapidez en la gestión. El procedimiento es elegir entre pocos proveedores conocidos y de probada calidad interactuando con ellos, preguntando precios, costes y condiciones, incluso redefiniendo el alcance o el mismo proyecto, hasta llegar a la mejor decisión. Implica una gran confianza en los gestores.

En el otro extremo está el procedimiento perfectamente trazable y auditable internamente y por socios y que garantiza los menores resquicios para una posible corrupción. Hay que seguir un estricto protocolo predeterminado, automatizado a un grado en el que casi no haya lugar para decisiones que puedan ser arbitrarias, a criterio del contratante. Las licitaciones se publicarán en periódicos e internet y cualquier empresa tendrá la posibilidad de presentar una oferta.

Este segundo método es el preferido por los organismos estatales, ya que minimiza, aunque no puede llevar a cero, el riesgo de corrupción, aunque presenta algunos inconvenientes:

  • crea un riesgo cierto de decisiones equivocadas
  • requiere una cantidad mucho mayor de horas de trabajo
  • la llegada a la decisión final tarda mucho más
  • la flexibilidad cuando el proyecto cambia (siempre) es escasa
  • suele ser muy caro
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